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ADORACIÓN EUCARÍSTICA
"La adoración no es un lujo sino una prioridad" (Papa Benedicto XVI, Ángelus 28/8/2005).
El primer mandamiento es adorar a Dios. "Al Señor, tu Dios, adorarás y sólo a Él darás culto" (Mt 4:10). Esto quiere decir que la adoración no es facultativa, una opción más, sino el dulce deber de todo creyente: adorar a Dios.
"Es hermoso estar con Él, reclinados sobre su pecho como el discípulo predilecto, palpar el amor infinito de su corazón" (San Juan Pablo II, EE 25).
Adorar es experimentar la proximidad del Señor y dejarse abrazar por su amor. Adorar es el acto libre de quien busca la verdadera felicidad en Dios.
"Si tu conocieras el don de Dios" (Jn 4, 10)
"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré" (Mt 11, 28)
¿Por qué la Adoración perpetua?
Porque es nuestra respuesta de fe y amor hacia Dios, quien nos ama con amor eterno.
Es responder a Dios que nos dijo: "Velad y orad en todo momento" (Lc 21, 36)
Permite dar testimonio de su constante Presencia en medio de nosotros
Permite abrir las puertas a Cristo para que Él pueda atraer a quien está lejos de Él.
Jesús eligió permanecer entre nosotros en la Eucaristía hasta el fin del mundo y nosotros respondemos permaneciendo con Él en adoración permanente.
Os invitamos a participar de esta gracia y a regalaros una hora semanal para estar con el Señor. Inscripciones
Él es tu Señor y tu Dios. ¡Ven a adorarlo!
GUÍA MINUTO A MINUTO PARA UNA HORA DE ADORACIÓN
Para rezar una hora en Adoración, todo lo que necesitas es estar en presencia de Jesús en la Eucaristía.
Tres reglas
Silencio. No recites mecánicamente las oraciones o revises en silencio el estrés de tu vida. Mantén un silencio y una calma en tu exterior e interior.
Atención. No es una mera hora de lectura; leer debería ser un punto de entrada a la oración.
Buena disposición. Siéntate, ponte de pie o arrodíllate, pero con respeto. Consejo rápido: si sientes somnolencia, ¡ponte de pie!
Minuto a minuto
No hay una única forma de hacer una hora santa. La siguiente estructura podría ayudarte si te pierdes durante la hora, pero tienes libertad para reconfigurarla como mejor se adapte a tus necesidades.
Inicio
Primeros 5 minutos: Pide al Espíritu Santo que te ayude, luego haz actos de fe, esperanza y caridad. Di a Dios cómo crees, confías y sientes amor por Él. Pide más fe, esperanza y amor.
Adoración
Próximos 10 minutos: Adora a Dios. Él sostiene el universo como una semilla en la palma de su mano. Él es todopoderoso, todo bondad, más hermoso de lo que podemos imaginar y más real que las pequeñas cosas que percibimos tan fácilmente. Imagina a Cristo sentado a tu lado.
Y dile: “Oh Dios mío, adoro tu divina grandeza desde la profundidad de mi pequeñez; eres tan grande y yo tan pequeño”; o reza el Gloria Patri. Repite cuantas veces creas necesario.
Consejo rápido: Prueba el Te Deum. Otras ayudas de la Escritura para la adoración: Éxodo 33,18-23; Cantar de los cantares 2,8-17; Mateo 2,1-11; Juan 1,1-18; Colosenses 1,15-20; Filipenses 2,6-11.
Contrición
Próximos 10 minutos: Ofrece reparación. Lo que salva no es tu amor por Dios, sino Su amor por ti. Examina tu conciencia. Ofrece reparación por los pecados del mundo. Reza: “Oh Jesús mío, lo siento mucho. Perdóname”. (Imagina a Jesús en la cruz; besa cada llaga).
Consejo rápido: Escrituras para contrición: 1 Corintios 13,4-7; Colosenses 3,5-10; 1 Timoteo 1,12-17; Santiago 3,2-12; 1 Juan 1,5 y 2,6; Salmos penitenciales: 6, 32, 38, 51, 102, 130, 142.
Meditación
Próximos 15 minutos: Contempla la acción de Dios. Quizás quieras rezar meditativamente las Estaciones de la Cruz o un Rosario. O también:
Meditación de la Escritura. Lee un pasaje breve del Evangelio. Imagina la escena. Fíjate en las reacciones de Cristo. Piensa en tres formas en que ese pasaje se pueda aplicar a tu propia vida. Medita sobre cada línea.
Meditación doctrinal. Lee pasajes de la Escritura o del Catequismo que se apliquen a una doctrina de la Iglesia. Valora el plan de Dios y encuentra formas en que se aplique a ti. (Quizás: domingo, Resurrección; lunes, Encarnación; martes, Misericordia/Confesión; miércoles, Espíritu Santo; jueves, Eucaristía; viernes, Pasión; sábado, María).
Meditación vital. Observa tu propia vida profundizando en tu examen de conciencia. ¿En qué tipo de orgullo sueles caer más? Egoísmo (valorarte a ti por encima de todo), Vanidad (valorar por encima de todo las opiniones de los demás), Sensualidad (valorar primero la comodidad). Reza por las virtudes opuestas: Caridad (servir primero a los demás), Fidelidad (poner primero la opinión de Cristo), Disciplina (aceptar tus cruces).
Acción de gracias
Próximos 10 minutos: Expresa gratitud por todos los dones de Dios. No te creó solamente a ti, sino que sostiene tu existencia por amor en cada momento. Agradécele literalmente todo y sé específico: comida, techo, ropa, salud, familia, amigos, maestros, compañeros de trabajo y, sobre todo, los dones espirituales: fe, esperanza, amor, este momento de oración, la fe católica, los discípulos por los que ahora tienes fe...
Da gracias a Dios por las respuestas a la oración. Agradécele las cruces. Agradécele haberte creado y preocuparse tanto por ti que murió por ti.
Consejo rápido: Escrituras para agradecimiento: Génesis 1; Génesis 8,15-22; Job 1,13-22; Daniel 3,46 ss.; Mateo 6,25-34; Lucas 17,11-19; Salmos: 8, 65, 66, 100, 111.
Petición a Dios
Próximos 5 minutos: Pide a Dios por tus necesidades y las de otros. Él es el rey del universo. Él lo controla todo, incluso cuando no resulta tan obvio.
Reza por la Iglesia, por las intenciones del Papa, por aquellos que sufren, por los sacerdotes y obispos, por los religiosos y religiosas, por las vocaciones, por tu país, por tu familia, por lo que más necesites en tu vida espiritual. Reza por la paz y la protección de la institución de la familia. Reza por quienes te han pedido oraciones.
Finales 5 minutos: Da gracias y haz una resolución de actuar a la luz del Espíritu Santo que has recibido: algo realizable y comprobable.
Pide a la Virgen María que te ayude, quizás con oraciones marianas: Magníficat, Ave María, Salve, Acordaros oh piadosa Virgen María …
CONSEJOS PARA EL ADORADOR
Tú estás en esta capilla ante Jesús en su Presencia Eucarística. Entra ahora en tu corazón, en la parte más íntima de tu ser.
Hay silencio en torno a ti. Silencia tu corazón. Haz callar todas las voces que hay en ti, deja los pensamientos inútiles. Tus problemas, tus preocupaciones, tus angustias, todo lo que te inquieta no lo guardes para ti sino ofréceselas a Jesús. Durante este tiempo de adoración, ocúpate de Él y Él cuidará de ti muchísimo mejor de lo que tú mismo lo harías. Pídele la gracia del abandono y de la confianza.
Posa tu mirada sobre Jesús Eucaristía. Deja que hable tu corazón, es decir comienza a amar a Aquel que nos ha amado primero.
Evita decir oraciones sólo con los labios sin detenerte sobre las palabras que pronuncias. Evita leer páginas tras páginas de la Escritura durante el tiempo de oración.
Entra en la oración del corazón. Elige un versículo de un salmo, una frase evangélica, una pequeña oración simple y repítela con el corazón, suave y continuamente hasta que ella se vuelva tu oración, tu clamor, tu súplica. Puedes elegir la oración que mejor se adapte a tu situación actual. Por ejemplo: “Jesús, confío en Ti”, “Sagrado Corazón, en Vos confío”, “Jesús, Hijo de Dios vivo, ten piedad de mí, pecador”, “Padre mío, yo me abandono en ti”, “Jesús te amo”, “Jesús te adoro”, “Tú eres mi Pastor”, “Tú estás conmigo”, “Jesús manso y dulce de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo”, o simplemente “Jesús, Jesús..”
No pases todo el tiempo lamentándote o solamente pidiendo. Entra en la acción de gracias, en el reconocimiento. En lugar de considerar lo que te falta, da gracias por aquello que tú tienes y que eres. Da gracias por lo que te será dado mañana.
Puedes estar preso de la fatiga o de la distracción. Ánimo, apenas te des cuenta recomienza la oración del corazón, suavemente. Pide la ayuda del Espíritu Santo para que te fortalezca en tu debilidad y que sea cada vez más tu maestro interior.
Jesús está en el centro de la Iglesia. Él quiere estar en el centro de tu vida. Contemplándole, aprende, poco a poco, a pasar del “yo” al “Tú”, de la voluntad de realizar tus proyectos al deseo y a la acogida de su Voluntad sobre ti.
Él está expuesto solemnemente. Recibe la luz que emana de su Presencia. Como el sol calienta y derrite a la nieve, así estás tú a Él expuesto. Él podrá continuar iluminando las tinieblas que envuelven tu corazón hasta que las disipe completamente.
Él se oculta tras las apariencias simples y pobres del pan. Viene a ti, pobre, para que puedas aprender a acoger en la verdad tus pobrezas y las de tus hermanos.
Tú estás en el silencio. María, Estrella de la mañana y Puerta del Cielo, está en torno a ti en tu camino; Ella te indica la ruta y te introduce en la cámara del rey. Es Ella quien te hará comprender que en el silencio; mirando a Jesús, descubrirás la Presencia de la Trinidad en ti. Y podrás experimentar en la vida la palabra del salmo 34: “Quien mira hacia él refulgirá; no habrá sonrojo en su semblante”.
Misioneros de la Sagrada Eucaristía
PAUTAS PARA ADORADORES
Adora a tu Señor en silencio. En el silencio del corazón Dios nos inspira y de ese modo nos habla. El silencio permite también respetar el diálogo íntimo y la oración de los otros.
Puedes pasar tu hora santa de adoración como lo desees, recordando siempre que estás ante la presencia de tu Señor y Salvador. Sugerencias:
Puedes leer un pasaje del Evangelio (en la capilla habrá algunos ejemplares del Nuevo Testamento) o bien traer tu Biblia y alabar al Señor con algún salmo (p. ej. 145, 146, 147,.. o el maravilloso salmo 104) o con el Canto de los tres jóvenes (Daniel cap. 3 versículos 52 e siguientes) o simplemente alabarlo espontáneamente.
El Señor es digno de toda alabanza, honor, gloria y acción de gracias. Agradécele por los beneficios recibidos, por el don de tu vida y por de los otros, y por todos tus amigos, familiares, por cada cosa y sobre todo por esta gracia inmensa de poder adorarlo día y noche en esta capilla. Verás tú mismo cuántas son las cosas por las que debemos agradecer y alabar a nuestro Dios.
Puedes también hablar con Él, contarle tus problemas (claro que Él los conoce pero se complace que tú se lo digas y busques en Él la solución, la luz, la respuesta). Seguramente tendrás muchas personas por las que interceder. Recuerda que con tu adoración puedes reparar los sacrilegios, blasfemias, ultrajes e indiferencias cometidos contra Dios, y todas las ofensas contra la Santísima Virgen y los santos.
Desde luego, puedes sencillamente contemplarle en tu silencio, dejándote abrazar por su amor y recibiendo su paz. Puedes también rezar el Rosario, que es como contemplar a Jesús con los ojos y el Corazón de María. Recuerda siempre que el Jesús que tú contemplas es el mismo que está realmente delante de ti. Y así, por ejemplo, cuanto medites el primer misterio gozoso ten presente que ese Jesús que está delante de ti es el mismo que se encarnó en el seno de la Virgen María. Así también el que fue llevado por María a la casa de Isabel o el que nació en Belén.
La hora que tú pasas con el Señor no se mide en minutos sino en gracias, bendiciones, protección, frutos, mayor intimidad y conocimiento de Dios. Esa hora el Señor la bendice y multiplica en beneficios incalculables, esa hora que tú le ofreces a Dios tiene valor de eternidad, es tu hora santa.
Dijo el Santo Padre Benedicto XVI: “Sin adoración no habrá transformación del mundo…Adorar no es un lujo, es una prioridad”. Ten presente que si la capilla puede estar siempre abierta, día y noche, para quien quiera que sea a la hora que sea puede acercarse hasta el Señor y recibir quizás la misma salvación (abundan los testimonios de personas que se encontraron con Dios porque la iglesia estaba abierta), es porque tú constituyes ese eslabón de la cadena de amor y adoración que lo hace posible. Que esto sea siempre un motivo de alegría y un aliciente más para tu fidelidad en la adoración.
En la capilla hay algunos libros y opúsculos con oraciones que te podrán ayudar en aquel momento. Trátalos con cuidado.
Sé puntual a tu cita con Dios. Si por algún motivo prevés que no podrás venir a tu hora, busca alguien que pueda sustituirte. Para ello se te suministrarán los números de teléfono de los adoradores de tu misma hora. En ningún caso debe el Señor, expuesto en el Santísimo Sacramento, quedar solo. Siempre debe haber por lo menos un adorador en su presencia.
Si prevés ausentarte y estás solo/a en esa hora, para sustituirte puedes buscar entre tus conocidos, parientes o amigos, o bien alguien de la misma hora de otro día de la semana. Si ni siquiera así encuentras quien te reemplace avisa con tiempo a tu coordinador de hora. Recuerda que para facilitar el buen orden es muy aconsejable que tú mismo/a encuentres el sustituto.
Si no estás solo/a en tu hora y debes ausentarte asegúrate antes que haya alguno de los adoradores de tu hora al menos presente. Si así no fuese, debes buscar quien te reemplace, como se explicó en el punto anterior, sin esperar que lo haga otro.
No olvides firmar el registro de presencias y de indicar la hora de ingreso y la de salida. En caso de sustitución debe también hacerlo el reemplazante. Este registro le será presentado al Señor durante la Misa aniversario de la Adoración Perpetua.
Reemplazo en caso de ausencia
Verifica primero si hay otro adorador en tu misma hora de tu día que confirme su asistencia.
Si no hay ninguno o si la otra persona tampoco asistirá busca entre tus conocidos, amigos o parientes quien pueda sustituirte.
Si no encuentras ninguno busca entre los adoradores de tu misma hora de los otros días de la semana para permutar la hora o pídele al de la hora anterior o bien al de la siguiente que haga una hora adicional por ti. Es preferible el caso de permuta porque el otro toma tu hora y tú la suya.
En general todo se resuelve en un par de llamadas. Si aún después de aquellos intentos no has encontrado quién te reemplace entonces llama a tu responsable de grupo horario.
SUPLENTES
En la capilla tenemos dos tipos de adoradores:
Los adoradores titulares de un turno: son personas que han decidido entregar al Señor una hora (o más) de su tiempo cada semana para adorarle. Garantizan que la capilla pueda estar abierta 24h a quién lo necesite. Es un compromiso con el Señor y se pide que se tome como una prioridad. Evidentemente siempre hay imprevistos, enfermedades, vacaciones… que hacen necesaria la figura del adorador suplente
Los adoradores suplentes son personas que prefieren adorar al Señor sin un compromiso de hora fija y que están disponibles para hacer suplencias cuando un adorador titular lo necesite
También tenemos tres tipos de coordinadores:
Coordinadores de hora: coordinan una franja horaria correspondiente a una hora del día para todos los días de la semana. Hay por lo tanto 24 responsables de hora y son el primer punto de contacto con los adoradores.
Coordinadores de turno: coordinan franjas de 6 horas. Hay 4 coordinadores de turno: mañanas (de 6 a 12), tardes (de 12 a 18), noches (de 18 a 24) y madrugadas (de 0 a 6). El coordinador de turno tiene por lo tanto 6 coordinadores de hora con los que trabaja.
El coordinador general
Grupo de whatsapp de suplencias
La manera en la que se publican las suplencias es a través de un grupo whatsapp.
En este grupo de whatsapp estamos:
Los adoradores que sólo son suplentes (adoran sin hora fija, especialmente cuando hay una necesidad de suplir a un titular).
Algunos adoradores titulares que además de su hora fija semanal, pueden cubrir alguna hora más puntualmente en caso de necesidad.
Todos los coordinadores, para comunicar y gestionar necesidades de su hora.
El chat debe estar en silencio y debe romperse exclusivamente para asuntos relacionados con suplencias. Para cualquier consulta lo mejor contactar por privado con los coordinadores de la capilla (los administradores del chat)
No usemos el chat para avisar que el adorador siguiente no ha llegado. Para ello lo mejor es contactar en privado con cualquiera de los administradores del chat (coordinadores de turno) o llamando al coordinador de hora (los teléfonos están en el tablón de anuncios de la capilla)
En el chat no se pondrán comentarios, iconos, peticiones de oración, ni ningún contenido o mensaje que no esté exclusivamente relacionado con las suplencias
Al llegar a la capilla para cubrir un turno debe firmarse el libro de firmas, indicando junto al nombre la palabra "SUPLENTE"
La capilla no debe abandonarse hasta que el siguiente adorador haya llegado. Asegúrate preguntando a los adoradores que se encuentren en la capilla si son el siguiente adorador y verificando a la salida que éste ha firmado
Bajo ningún concepto el Santísimo Sacramento debe quedar solo. Como adoradores tenemos la responsabilidad de proteger a Jesús-Eucaristía
En la capilla deben seguirse las normas que están en el tablón de anuncios o el el apartado "Pautas" de la página web
Para unirse al chat de suplencia inscríbete en el formulario de inscripción, informando el valor «SUPLENTE» en el campo HORA del formulario (después del número 23)
Procedimiento para solicitar suplencias
Cuando un adorador titular va a faltar a su turno, lo primero que debe hacer es consultar con sus otros compañeros de adoración para el mismo día y hora. Si los demás confirman que podrán ir no tienes por qué preocuparte.
En caso de que seas al único adorador de ese día de la semana y hora, tendrás que intentar buscar un sustituto por tu cuenta en primer lugar, mirando en tu entorno (familiares, amigos…). El Señor puede ser que de esa manera se sirva para llevar ante Él a alguien.
Si no encuentras ninguno busca entre los adoradores de tu misma hora de los otros días de la semana para permutar la hora o pídele al de la hora anterior o bien al de la siguiente que haga una hora adicional por ti. Es preferible el caso de permuta porque el otro toma tu hora y tú la suya.
En general todo se resuelve en un par de llamadas. Si aún después de aquellos intentos no has encontrado quién te reemplace entonces llama a tu responsable de grupo horario, y él lo comentará en el chat de suplencias (grupo de whatsapp). En el grupo de whatsapp sólo deberían escribir los coordinadores para comunicar la necesidad.